Entre el trabajo por la mañana y la
autoescuela por la tarde, es complicado encontrar tiempo para salir a
rodar aunque sea un ratito. Hoy he podido encontrar un hueco al
llegar a casa por la noche, y he salido a correr a las 21:45h. ¡Vaya
horarios!
Bueno al tema, hoy me había propuesto
hacer una media horita lenta, para relajar un poco las piernas y ver
qué tal estaba la musculatura. Pero me ha pasado lo que siempre ha
de pasar cuando uno sale a correr solo: te enredas, te enredas y te
sigues enredando, y al final el rodaje de lento tiene poco.
Hoy he cubierto una distancia de 8,3km
en unos 38 minutos esta vez íntegramente por asfalto, y donde los
ritmos de ida y vuelta han sido diferentes: los primeros 4km los he
hecho en 20 minutos, mientras que la vuelta la he hecho en 18. Y eso
que había viento en contra...
Pues lo que decía, he salido a un
ritmo tranquilo de casa, pero al llegar a la playa he cogido un
viento a favor bastante fuerte y he acelerado notablemente el ritmo
sin apenas darme cuenta. Hasta ahí todo bastante normal. Lo gracioso
ha venido a la vuelta. Un servidor es muy orgulloso, y lo que tenía
claro es que a la vuelta no iba a aflojar el ritmo. Por eso he hecho
la vuelta por el paseo en el mismo tiempo que la ida, pero con ese
insistente viento en contra. Y claro, cuando he girado y me he
adentrado en el pueblo para ir hasta casa, he seguido al mismo ritmo
cardíaco, pero el ritmo de piernas era diferente, ya que no había
nada de viento. He hecho una vuelta rapidísima. Y lo que tenía que
ser un rodaje lento, ha sido medio a la ida, y rápido a la vuelta.
Resultado: he visto más o menos a qué
nivel estoy y me he encontrado muy cómodo corriendo, por lo que
estoy bastante contento conmigo mismo. Poco a poco se va ganando la
forma. A ver si mañana me da tiempo a hacer alguna cosilla en el
gimnasio, que también es importante darle fuerza a las piernas.
En fin, me voy a dormir que mañana
hay que madrugar. Buenas noches!
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