Genial, fantástica, impresionante,
durísima, preciosa... Sin palabras para describir la carrera de ayer
por la noche. Fueron diez kilómetros de arena, agua, viento y sudor,
pero realmente mereció la pena el sufrimiento que tuve que superar.
A las 19:20 llegábamos con mis padres
a la playa, al sitio del que partía la carrera, la plaza de las
palmeras. Calentamiento, estiramientos, nervios, una nerviosa charla
comentando la dureza que podría conllevar la carrera y ya eran las
20:00. Hora de ponerse en la línea de salida. Más nervios. El
tiempo pasa y la carrera no empieza. Al ser la primera edición de la
carrera, todavía no lo tenían muy por la mano, así que la carrera
empezó con un ligero retraso. Finalmente, a las 20:10, se da la
salida.
El primer kilómetro era por asfalto,
así que aproveché para tirar fuerte y ganar algo de tiempo. Lo pasé
a 3:57, quizás un poco demasiado rápido. Luego vino la parte dura
de la carrera: unos 4,8 kilómetros por la arena blanda. Ahí empecé
a un ritmo bastante bueno, pero pinché considerablemente en los
últimos kilómetros. Corrí a una media de unos 5:55 minutos por
kilómetro. Ese trozo se hacía interminable. Veías arena y más
arena. Sabías que estabas a punto de llegar, pero nunca llegabas.
Fue un sufrimiento terrible. Hasta que finalmente, cuando estaba
pensando ya en parar y caminar el trozo final, vi que los primeros
estaban dando la vuelta a lo lejos. Esto me volvió a llenar de
fuerzas, y mantuve el ritmo como pude para llegar al trozo de arena
mojada. Ahí todo fue más fácil, esos 4 kilómetros por arena dura
pasaron rapidísimo, y fueron los más cómodos que he hecho en mi
vida. Sin embargo, no pude apretar demasiado el ritmo, ya que si bien
iba cómodo a nivel de pulsaciones y de respiración, la musculatura
estaba ya muy cansada y no me permitía tirar más. Así, pasé los 3
primeros kilómetros de este terreno a unos 4:45 minutos de media. Y
ya en el último, con esa rabia que siempre llevo encima al acabar
las carreras lo pasé a 3:30, apretando los dientes tanto como pude.
Al final, llegué con un tiempo de 50:54. Por tanto, ¡objetivo
cumplido! Mi padre llegó algo más retrasado, pero con un igulamente
extraordinario tiempo de 1:07:06.
Quiero agradecer mucho a toda la gente
que estuvo animando durante la carrera, pero especialmente a los que
estuvieron dándome ánimos a mi: mi madre, y mis amigos
(especialmente Sonia, que corrió conmigo los últimos metros y me
impulsó en el último esprint). La organización también estuvo muy
bien, con el tema de avituallamiento y la pasta que regalaron al
final de la carrera.
Pues nada más por hoy, que disfrutéis
mucho de los Juegos Olímpicos. Un saludo!
PD: si alguien quiere ver lo resultados oficiales,
¡¡¡BRAVO, BRAVO, BRAVO!!!
ResponderEliminarEl esprint final es lo mas importante ;)
ResponderEliminarAtt:sonia